Ya se acerca fin de año y uno comienza a hacer
retrospectiva. Este año lo comencé en Buenos Aires, en el "llano",
con mi familia y amigos, los primeros meses fueron excelentes, el cariño, la
amistad y el amor recibido fue como estar en el "cielo".
Pero rápidamente el día a día me llevó a pensar que en realidad vivía entre el "núcleo
exterior" y el "manto inferior", con un calor insoportable,
oscuro y que en cualquier momento iba a prenderse fuego todo. Esa dualidad de
vivir dos realidades me causo gran pesar. Por eso decidí volver al lugar el
cual yo consideraba que era mi "corteza", Barcelona.
Mi estadía en Barcelona fue como la subida de una
"montaña", lo comencé con muchas personas que se disponían a subir
conmigo esa temible pendiente, pero las muchas de esas personas me di cuenta
que lo único que hacían era ponerme obstáculos, tanto en la Peña como en la
Murga, estas personas provocaban "fuertes tornados" que me impedían
avanzar, por eso decidí desprenderme de ellas.
La subida no fue fácil,
el no tener trabajo fijo era como estar acosado por constantes "avalanchas
de nieves" por momentos las deudas me cubrían, pero con ayuda de algún
rescatista como mis compañeros de piso o por merito propio por medio de los
masajes, pude salir a la superficie en más de una ocasión.
A mitad de año pude
encontrar trabajo estable en un lugar que aprendí a querer mucho como es el restaurante
Club Autentik, fue como si el "sol" brillara una vez para mí. Tal vez
no es el trabajo soñado, pero si el lugar que yo deseo, trabajar al lado del
mar, calmo mis "tormentas" internas.
En mitad de este camino fui a
Battipaglia, al encuentro de murgas europeo, en donde encontré a muchas
personas que me hicieron sentir en familia, estar con ellos fue como si
"vientos huracanados" impulsaran mi andar hacia adelante.
Fue un "tsunami" de alegría compartir ese encuentro con viejos amigos y con nuevas personas que fui conociendo.
Mis compañeros de piso y una amiga querida, fueron esa
cuerda y esos clavos que me sujetaban a las "rocas" para que no me
caiga y me impulsaban a seguir subiendo, pero no dejaba de tener la sensación
de estar "escalando" solo.
Me queda un largo trayecto por recorrer.
La soledad, por momentos, se transforma como un "terremoto", hace que
tiemble mi estabilidad.
Al estar sumergido en las "profundidades abismales" de mi interior he podido conocerme. Darme cuenta de muchos de mis fallos, y tratar de corregirlos. Algunos ya los he logrado superar, otros aún sigo intentando.
Pero
tengo el sentimiento que a alguien voy a encontrar en mi subida, alguien con la
cual poder subir juntos a la par y poder, por fin, lograr llegar a mi
"cima".