Se dice que esta exclamación, usada para señalar que algo se hace con cierto desenfreno y sin demasiado orden, encuentra su génesis en las tareas realizadas por los leñadores. Estos trabajadores, generalmente provistos de hachas, sierras y otras herramientas destinadas a cortar la madera, cuando fraccionan los árboles utilizan los verbos trocear y mochar, por lo que, originalmente, a troche y mochefue darle duro y parejo a los árboles ya derribados, con el fin de quitarles las partes menos aprovechables.
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