Los días en el campo de batalla fueron pasando, no había tregua entre los dos bandos, Mac se encontraba desanimado y nervioso, su cuerpo estaba cansado, ya casi no dormía, aún en su cabeza seguía vigente las duras noticias que había recibido por un mensajero, el cual le había dicho, la mala situación que estaban atravesando sus seres queridos en su reino, pero ahora sabía que tenía que relajarse, porque la lucha no daba para tener errores, ya que podía ser fatal, si bien siempre estaba vigilado por un caballero de alto rango, Mac se encontraba muy tenso, quería hacer las cosas bien, pero el peso que llevaba su alma era muy fuerte.
Mac supo que Aola y Laiad debían cumplir otras misiones en la ciudad y que por eso, solamente cuando eran requeridas, eran llamadas al campo de batalla, de igual manera lo hacían Jordit, Felip, Pau y la sacerdotisa Carlot. A Mac no ver a Aola le producía un fuerte vacio, ella representaba, en esas tierras lejanas, la única razón para seguir luchando.
En cambio con sus demás compañeros solo los veía en las trincheras, un día encontró al sacerdote Amón, el cual se encontraba triste y desahuciado, e iba llorando por los rincones. Mac se detuvo a preguntarle el porqué de su sufrimiento y el sacerdote golpeándose el pecho dijo que era debido a la falta de su gran Dios, a la falta de su ser más amado, la falta del Emperador Petrus. Mac se quedó extrañado por la respuesta de su compañero, pero luego pensó que cada uno era libre de amar al que quisiera. Durante horas Mac estuvo escuchando los lamentos del joven sacerdote, que no paraba de hablar de Petrus, de su habilidad con la magia, de lo majestuoso que era con sus movimientos y de lo formidable que era para pronunciar los conjuros. Mac ya no podía soportar más a Amón y por eso lo dejó hablando solo y siguió recorriendo las trincheras. A unos metros se encontró con Didak, Leor y Davit, ellos rápidamente se convirtieron en los mejores del grupo de fuego, los tres se caracterizaban por tener una excelente memoria para recordar los conjuros, y para combatir con los inmensos dragones, pero el más sobresaliente entre ellos era Leor. Si bien la relación entre Didak, Leor y Mac no era la misma que cuando habían iniciado la escuela de magos, se trataban bien y cordialmente, ya que en el campo de batalla no había tiempo para enfrentamientos personales.
Mac cuando había sido llamado a combatir a los dragones se había demostrado muy dubitativo, y como la lucha no daba para dudas, lo habían enviado a combatir a los Shinok, que por miles atacaban las trincheras en donde se encontraban los magos y hechiceros. Mac se encontraba luchando contra algunos de ellos, hasta el momento le iba bien, hasta que apareció un guerrero negro, el cual demostró tener gran poder e hirió gravemente a Mac, aquel caballero negro era siniestro y sus conjuros incesantes hicieron caer a Mac en las profundidades más oscuras de su alma, quería abandonar rápidamente el campo de batalla, pero él no era de renunciar, e igual decidió enfrentar al caballero negro. Lamentablemente lo hizo de la manera equivocada ya que lo hizo con rabia y odio, cegándolo completamente, lo que le ocasionó caer en la trampa de su rival. Para su suerte pudo ser rescatado por otro caballero, el cual lo mandó a otro sector del campo de batalla.
Mac no podía dejar de pensar en aquel miserable ser y junto a todos los problemas que además venía arrastrando, produjeron que perdiera la concentración. Varios de sus superiores se enojaron con él debido a su falta de concentración, eso deprimió mucho más al joven guerrero pero a la vez le ayudo a entender que no debía concentrarse en lo que hacían sus adversarios sino debía concentrarse en hacer bien los conjuros.
Con el avanzar de los días tuvo la mente más despejada y ya no dudaba tanto contra los shinok y esperaba ansiosamente combatir nuevamente contra el caballero negro.
Mientras tanto Mac comenzaba a entablar relaciones con sus otros compañeros de batalla y haciendo nuevas amistades.
En las trincheras se puso a hablar con varios caballeros veteranos y no tantos, y muchos les habían confesado la belleza de la joven princesa Vika, ella los había cautivado con su sonrisa contagiosa. Varios jóvenes magos y hechiceros preguntaron a Mac, como era que se llamaba la princesa, de donde provenía, si su corazón ya tenía dueño, pero Mac ya había estado en una situación similar en la escuela de magos, y nada más otorgaba los datos justos y necesarios para no quedar de nuevo en medio de ningún otro romance. Otros le preguntaban si ella se frecuentaba con Gabrien, ya que muchas veces se los había visto juntos. Mac por simple curiosidad le había preguntado a la joven de los rumores, pero ella le confesó un secreto... se encontraba enamorada pero no era de uno de los caballeros. Pero cuando la joven se disponía a contarle, Mac fue llamado a presentarse en el campo de batalla.
Cuando volvía hacia donde le habían asignado se encontró con el hobbit Adriál, el cual le dijo que tuviera cuidado con los Alfios, que eran una tribu de bestias las cuales se habían aliado a la oscuridad, en realidad de por si eran oscuras que operaban en secreto, pero ahora estaban en primera línea. Adriál le conto que eran similares a los hombres pero que de sus manos salían destellos de luz, los cuales cegaban a sus víctimas para luego lanzarles sus placas bombas, varias personas inocentes habían caído bajo sus malvadas manos. Adriál le contó a su compañero que a penas había podido salir con vida porque eran bestias muy persistentes y difíciles de derrotar, pero que si se decían bien los conjuros se tenían posibilidades de vencerlos.
Entre el grupo de agua y hielo lo que más se destacaban eran la princesa Vika, el hechicero loco Gabrien, el sátiro de Sergior y la hobbit Yamil, los cuatro se demostraron ser buenos combatientes contra los dragones y eran los más llamados para combatir contra estos seres.
En las trincheras se enteraron que los ayudantes de Petrus se encontraban en el campo de batalla. Todos los discípulos se alegraron de la noticia, y Mac tuvo la fortuna de combatir junto a Devorat, la cual lo ayudó mucho a pasar sus malos momentos contra el caballero negro.
Amón al escuchar la noticia se alegró enormemente, pensaba que su sufrimiento debido a la falta de su Dios se había terminado, pero no era así, ya que el emperador Petrus aún se encontraba de viaje para meditar sobre como proseguir la lucha.
Durante las siguientes semanas Mac fue cogiendo confianza en sí mismo y cada día trataba de combatir mejor.
Un día el grupo recibió una mala noticia, el espectro Pau había sido capturado, lo tenían prisionero. Durante los días siguientes se habían mandado misiones para rescatarlo pero no hubo caso, el enemigo era muy fuerte. Luego supieron que Pau ya no estaría más con ellos. Las altas fuerzas de la oscuridad al ver que Pau no decía nada y que tampoco podían matarlo, por ser un espectro, utilizaron un conjuro para mandar su alma a otra dimensión y alejarlo del grupo. Todos se entristecieron por el hecho, ya que los magos del emperador Petrus no pudieron revertir el conjuro.
Los días fueron pasando como así las luchas entre los dos bandos. Mac sufría un conjuro que le habían hecho las fuerzas de la oscuridad, por momentos su espalda se bloqueaba, impidiéndole utilizar sus manos para la magia. Rápidamente le fue preparado un remedio que lo ayudara a soportar el dolor que le provocaba el conjuro.
Entre los discípulos del Emperador el que iba escalando más posiciones en rango fue el Sátiro Sergior, el cual se demostró ser una persona muy capaz, cada día aprendía nuevos conjuros para eliminar a las creaturas.
Mientras tanto los romances seguían entre tanta guerra, el duende Mart había decidido reconquistar el corazón del hada Eliz la cual aún se encontraba mal por el rechazo del mercenario Leor y había decidido darle una segunda oportunidad al duende para así poder olvidarse del mercenario. Ambos se veían a escondidas para demostrarse su amor. Esta situación se mostró muy favorable en la actitud de Mart ya que con el grupo se llevaba mejor y ya no existían los roces que habían florecido al final de la escuela de magos.
El centauro Davit y la guerrera de las tinieblas aprovechaban cada momento que tenían para saciar sus bajos instintos y perderse en un mundo de lujuria y pasión.
Los discípulos de la escuela tuvieron la grata sorpresa del regreso del Emperador Petrus, Amón saltaba de alegría, su corazón se llenó de júbilo, sus ojos comenzaron a lagrimear de la emoción, su boca ensalzaba a su máximo Dios. Petrus en el campo de batalla imponía una autoridad sorprendente y hasta provocaba el temor de algunos de sus enemigos. Pasó a ver a cada uno de sus discípulos, y también a la Reina Rocyl con la cual se quedaron a solas por mucho tiempo, embriagándose de pasión.
Pero la guerra continuaba, los ataques de los enemigos por lo general se producían por las tardes o por las noches, ya que no soportaban la temprana luz del día. Todos los magos tenían que estar atentos en cada momento, no podían bajar la guardia por ningún motivo, esto hacia que se encontrasen todos agotados por los horarios que les correspondían hacer guardias.
Había muchos jefes que eran tolerantes y comprensivos con los nuevos magos, pero había otros que no toleraban ni el mínimo error y hacían pasar muy malos momentos a los discípulos. Además muchos veteranos estaban en contra de ellos debido a que habían sido entrenados por el propio emperador y eso genero muchas críticas, y en las trincheras hacían comentarios hirientes.
Pero Mac hacia oídos sordos a todas las necias palabras que escuchaba... su vida ya era bastante caótica como para hacer caso a las opiniones de la gente intolerante.
Mac a veces tenía ganas de dejar todo y volverse a su hogar, pero él sabía muy bien que esa no era la respuesta a sus problemas. Debía afrontar su realidad, tenía que seguir luchando.
Luego fue llamado nuevamente en batalla, los Shinok les lanzaban billetes en los cuales contenían conjuros maléficos, Mac debía neutralizarlos con sus fichas de poder, los compartimientos duraban horas, lo que dejaba muy cansado al joven guerrero.
En las trincheras entre los discípulos se fueron preguntando si alguno sabía algo del Sátiro de Helior, ya que nadie lo había visto durante días, muchos se mostraron preocupados, pensaban que había caído en manos enemigas, pero luego de varios días había aparecido. Con el primero que entabló una conversación fue con Mac, al cual le contó que había escapado de una emboscada, y como se encontraba solo huyó... y al estar cerca de su pueblo prefirió refugiarse allí, en donde pudo descansar y recuperar fuerzas para volver a la lucha.
Como el enemigo era superior se decidió también llamar a Jordit para que combata casi todos los días, pero él tan solo lo haría de noche, ya que por sus cualidades de elfo negro, podría mostrarse útil contra los ataques nocturnos de los shinoks.
Mac pasaba en las trincheras casi siempre con las mismas personas, entre ellas la hobbit Monik, el hobbit Adriál y la mujer pantera Lesl, con esta última hicieron una buena amistad, y en los pocos momentos que tenían juntos se sentaban a charlar.
A oídos de Mac llegó que tanto Mirial como Xavit habían perdido miedo a los dragones, y que ya se encontraban más seguros de sus poderes. Mac con el caballero casi ni se veían, los buenos momentos que habían pasado tiempo atrás habían desaparecido, ahora se les hacia difícil reunirse junto a Aola y los demás para ir a una taberna a tomar algunos brebajes juntos. Ahora cada uno iba por caminos separados.
De pronto a todos los caballeros se les advirtió que estén más atentos que nunca porque el enemigo estaba preparando un nuevo ataque...
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